Solo faltaron aquellas cursilerías esenciales de películas hollywoodenses para que la intensidad de aquella noche fuese plasmado en vídeo y conmoviera a un sin fin de personas.
Han pasado solo unas horas y ya siento la soledad de mi cuerpo, carente de ti; pero al menos, mi mente y mi corazón están adormecidos por la suave y exquisita droga de la felicidad.
Tus eternos besos vuelven a mi memoria con tanta pasión y tanto compromiso que si de eso viviera la gente, estoy seguro que yo sería inmensamente millonario; tocar tu perfecta piel, tu perfecta cara y tener solo para mi tu perfecta sonrisa y esos maravillosos ojos, hacen de mí el ser más afortunado de este mundo.
Uno nunca sabe cuánto durara la felicidad, lamentablemente, esos pensamiento permanece siempre en nuestros corazones como una espina, que con cada movimiento, con cada caricia de amor y pasión molesta un poco al corazón; pero, ¿Qué importa cuánto dure la felicidad?. Mientras queramos que dure, durara.
No puedo evitar tener pensamientos egoístas y solos disfrutar de este sentimiento para poder intensificarlo cuanto más pueda y poder así, intentar, hacerte el hombre más feliz del mundo.
Problemas, quejas, inseguridades, resentimientos, son cosas que quiero dejar fuera en este momento, y solo quiero vivir el hoy y el ahora, solo si es junto a ti; resulta todo tan mágico, que justo en vísperas de mi estación favorita, tengamos el placer de poder palpar la felicidad que se nos presenta en el día de hoy.
Solo me queda decir, que quiero proteger a mi príncipe, quiero proteger el nuevo reino de felicidad que ha germinado, de dos reinos de soledad y proteger por sobre todo, este sentimiento tan maravilloso; que experimentar, nunca pensé.
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