viernes, 19 de noviembre de 2010

No sé por qué hay que molestarse en buscar la felicidad, aunque es una respuesta obvia, ¿Quién no quiere ser feliz?, pero es tan extraño, tan bizarro pensar cosas, analizar cada acto, intentar ser una buena persona, cuando realmente sientes que la esencia de lo que intentas llegar a ser es solo eso, una esencia.

Cuando atravieso momentos como la desesperación del por qué vivir, siento que los minutos escapan de mis manos, y cuando recuerdo la felicidad perdida en el más recóndito de mis recuerdos, veo que son sensaciones perdidas en un espacio tiempo que ni siquiera puedo recuperar, viajo, veo, siento los rostros, las caricias, las miradas de los que fueron tiempos felices, he intento arreglarlo, intento unir cada fragmento, cada persona, cada sonrisa que me hacía sentir mejor, y cuando lo consigo, veo que es solo un espejo roto, en el cual mi rostro nunca se podrá ver de nuevo como solía hacerlo antes.

Miro hacia adelante, intentando desprenderme de esa infante felicidad, pero la palabra crecer atormenta cada uno de mis huesos, y de mis músculos, sin saber realmente que paso dar, hasta que finalmente lo doy, es curioso, duele, oprime cada célula inexistente de mi flagelada alma, asomándose a un futuro incierto, en el cual no sé si querré vivir.

Los errores de la vida hacen que cada paso avanzado quede cubierto de lágrimas, de sangre y de un poco de oscuridad, para así aprender a nunca más cometerlos, pero soy torpe, como cualquier simple mortal y realmente veo que no estoy ni un milímetro más cerca de encontrar la felicidad.

Así, cada minuto muerto de mi vida llama una nueva falena que se alimenta de un pedazo de alma y un trozo de corazón haciéndolo más vulnerable, más frágil y más indeciso.

Es una maravillosa vida, ¿no?, ¿por qué no vivirla? O, ¿Por qué vivirla? Si cuando salgo de mi gris burbuja veo gente sufriendo, gente con miedo, gente con arrepentimientos, emanando tristeza, angustias y temores por las calles, y aquellos pocos dichosos seres felices, obviando y dejando en el olvido a los más tristes; vuelvo a mi burbuja, que al menos me refugia y hace escribir a estas temblorosas manos, estas escrupulosas líneas de un erróneo existir.

Es imposible hallar belleza o luz cuando estas hundiéndote en preguntas, y no sé cómo evitarlo, no sé cómo evitar preguntarme que es lo que quiere la vida, que es lo que quiere Dios de mí, es imposible evadir las millones de posibilidades que tengo frente a mis narices, sin desfallecer, sin necesitar una bocanada de valor y un pequeño brillo parpadeante de verde esperanza.

Eso es lo que pasa, que cuando analizas los minutos arrancados de tu oxidado cuerpo, es inevitable pensar si lo estás haciendo bien, y reprocharte los malos pensamientos que en más de una ocasión han rondado tu mente, pero luego te levantas, dejas de pensar estupideces que ni siquiera a un octavo de la humanidad le importa y sigues adelante, dando los siempre primeros tambaleantes pasos que tiene la vida, porque nunca, nunca, aprendes a caminar y nunca, nunca sabes cuales debes dar.


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Felicidad, errores, vida by Víctor Lucero is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.

2 comentarios:

khnum dijo...

Al caminar vemos en el andar el recurso que nos sostendrá el resto de nuestras vidas como agente motivante; conocer. una vez que aprendemos a conocer, nos aburrimos, y comenzamos a experimentar. luego de experimentar queda el vacīvus. aquel que no se llena con absolutamente nada. aunque caminemos, veamos y conoscamos lo suficiente.
(solo yo entiendo pero iwal, saludos xD)

ۜ ڱۜ¢✿◕‿◕✿¤ۜڱ dijo...

muy buena nota...
ve este link que tiene algo de ralacion con tu nota..
http://www.youtube.com/watch?v=OiC8OihMggo
EL MENSAJE DEL UNIVERSO

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